lunes, 18 de mayo de 2009

El libro tibetano de los muertos

Un libro mítico entre los libros míticos. La clave de la inmortalidad. El viaje más temible y anhelado por el hombre. ¿Pueden los hombres imaginar que la vida que una vez conocieron solo es la cárcel de la que debemos salir? Un libro sobre la libertad última, eso es el Libro Tibetano de los muertos.

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El Bardo Thodol, nombre original del libro, significa “Liberación mediante la audición en el plano posterior a la muerte”. El nombre pomposo de “El libro tibetano de los muertos” se le puso en occidente para asociarlo con otro libro famoso sobre la muerte “El libro de los muertos egipcio” y de esa manera ayudar a su popularidad con la consecuente mejora en las ventas.

Lo primero que se debe diferenciar del Bardo Thodol respecto a otros libros esotéricos es su carácter religioso y filosófico. El libro es una de las piezas fundamentales del pensamiento y cultura tibetana. Un equivalente a la Biblia para los católicos. Esa importancia del libro lo separa de otras lectura “esotéricas”. Claro, alguno podría preguntarse si entonces lo que basta para separar a un libro de fantasía de los libros serios y espirituales es su antigüedad y su uso por una religión o corriente filosófica. Pero quizás ese hecho sea la prueba de la superioridad de los grandes libros religiosos. A pesar de lo fantásticos que puedan parecernos, captan en ellos la esencia del pensamiento humano y sus cavilaciones acerca de los grandes misterios del universo. Además, a partir de ellos se originan grandes corrientes de pensamiento que organizan sistemas éticos y marcos teóricos de organización social. Algo profundo se encuentra en sus páginas que golpea con fuerza la conciencia humana. Imposible pensar en los mismos efectos para una obra como “Caballo de Troya” de J.J. Benítez.

El Bardo Thodol explica básicamente como se debe preparar el muerto y los que lo guiarán desde el mundo de los vivos para pasar el período latente entre la vida y la muerte. Es importante para entender este libro tener algunas nociones sobre la doctrina budista. Los budistas, una de las grandes religiones de la humanidad, creen profundamente en la reencarnación. Además consideran que esta vida que llevamos está signada por el dolor. Solo liberándonos de esta existencia o vida podremos alcanzar la felicidad o el Nirvana. Ahora, liberarnos de este plano de la existencia no es tan sencillo como suicidarnos en masa, debemos previamente seguir una estricta de meditación y renuncia a todo aquello que nos liga a este mundo: posesiones materiales, sentimientos, etc. Adicionalmente para la religión budista no existe el concepto como un paso a la nada o al infierno. Para los budistas todo sigue en el eterno sansara y nos reencarnamos continuamente, dependiendo de nuestro comportamiento el poder reencarnar en una gacela que vive constantemente en terror para escapar de las fieras o poder reencarnar en un hombre rico y poderoso. Pero la vida nunca acaba, sigue en constantes reencarnaciones.

El concepto de la reencarnación dejaría a muchos occidentales temerosos de la muerte, como yo por ejemplo, muy felices. Al no existir la muerte que me lleva a la nada o al infierno puede estar tranquilo, mi mente no dejará de percibir. En el caso de los budistas orientales es todo lo contrario, debemos liberarnos de esta vida de sufrimiento. Esta liberación puede ser en vida mediante la iluminación como lo hizo el gran Siddharta o mediante el período (o Bardo) de 49 días que es el estado intermedio entre la vida que acaba y la vida que se reencarna. Ese tiempo que los occidentales consideran muerte para los tibetanos solo es un estado intermedio entre el fin de una vida y la reencarnación en otra.

Como se anticipa en el propio título del libro, la liberación se alcanza mediante la audición. Un grupo de monjes tibetanos preparan el cuerpo del muerto que un iniciado pueda recitar los versos del libro en presencia del difunto y así guiarlo en su camino por la etapa intermedia. Es una segunda medida, ya que también se espera que el muerto haya leído el libro previamente y lo recuerde al momento de pasar por los diversos momentos del estado posterior a la muerte.

El fin último de la recitación no es conducir el alma del muerto lo más rápido posible a su nueva encarnación. Lo que se busca con la recitación es que el muerto pueda despertar a la etapa de iluminado y liberarse del espiral de las encarnaciones. Esto que puede parecer sorprendente para un hombre occidental no lo es. Basta con pensar en que la iluminación consiste en entrar a una existencia superior en la que todo es felicidad y en la que nos fundimos para la eternidad con el absoluto. Afortunadamente esto es algo que construimos nosotros con nuestro conocimiento.

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Uno de los pasajes más inquietantes del libro tibetano de los muertos es aquel en el que se presentan visiones terroríficas al muerto. Espantosos demonios acosaran al difunto durante este estado intermedio y él deberá vencerlos recordando que solo son producto de su imaginación y que solo aparecen para perturbarlo en su camino a la liberación. Una vez que supere esa etapa podrá volver a sentir el deseo de un cuerpo que contenga el alma y regresar en una nueva reencarnación o superar este último escollo, renunciar a volver en un cuerpo material y liberarse con la iluminación del Nirvana.

Este clásico universal del siglo VIII se le atribuye según la tradición budista tibetana a Padma Sambhava, monje budista que fundó la corriente de los monjes lamas. También cuenta la tradición que al sufrir los monjes lamas severas persecuciones por su religión se enterraron o escondieron varios libros con las enseñanzas del Bardo Thodol para que se conservaran a lo largo de los años. Luego serían desenterrados por monjes escogidos, maestros tertones, que serían en algunos casos reencarnaciones de los primeros monjes lamas.

Afortunadamente, gracias a la revolución digital que tenemos, todos los interesados podemos disfrutar de la lectura de este gran libro en este enlace gratuito. Como un último dato estimado lector, le indico que este libro comparte una de esas extrañas tradiciones de los libros sagrados. Se dice que aquel que lo lea al menos una vez en la vida se salvará de todos los tormentos de la muerte. Disfrute su lectura.

Alberto Alejos

domingo, 17 de mayo de 2009

Ramandis,expertos del yoga

Cabría esperar que fuesen los Yoguis (o Gorakhnāthis) los expertos en Hatha Yoga, puesto que a su fundador Gorakhnāth se le considera como el “inventor” del Hatha Yoga (aunque éste sistema sea en realidad mucho más antiguo); sin embargo, hoy en día, son sobre todo los Ramandis quienes lo practican, por lo que he podido comprobar.

De hecho, hay muy poco sādhus que practiquen Hatha Yoga, excepto quizá al principio de su práctica.


Este Baba practica yoga diariamente y finaliza su paṅk-agni tapasya colocando el mundo en su cabeza. Esta postura es emblemática para la vida de un sādhu, pues “invirtiendo todos los valores”, actuando de forma contraria a la naturaleza humana, trata de acelerar la iluminación.

Patañjali

Los Yoga-Sutras de Patañjali es el tratado básico de yoga, datado entre unos doscientos años A.C. y trescientos D.C. Patañjali no fue el inventor del método, sino que sistematizó las doctrinas y técnicas tradicionales.

Las técnicas del Hatha Yoga pudieron haber sido desarrolladas por los antiguos chamanes y hombres-medicina en los tiempos prehistóricos del “Dios Cornudo”.

En el curso de muchos siglos, estas técnicas se desarrollaron más a fondo y hasta cierto punto fueron sacralizadas por los Tántricos. Éstos, además de utilizarlas para sus rituales ocultos, profundizaron en los ejercicios físicos y de respiración para adquirir energías sobrenaturales, que entonces era básicamente lo que se pretendía conseguir.

En la práctica del Hatha Yoga, el cuerpo, la respiración y la mente se consideran como un todo funcional, en el cual la acción de uno afecta a los otros dos.

El control del cuerpo a través de la práctica de distintas posturas disminuye el ritmo de la respiración; a su vez, el control de la respiración apacigüa las “olas” de la mente, conduciendo eventualmente a un estado de conciencia pura e imperturbable.

Aunque los ejercicios de yoga tienen que practicarse de forma conjunta, al ser el cuerpo el vehículo material para todas las funciones y ser más fácil de manipular, constituye el objeto primario de atención.



Ramatma Das

Prāṇa

Otro aspecto de la respiración que es preciso ejercitar y controlar es el prāṇa. Ésto es la “fuerza vital”, el “aire vital”, que no es el aire en sí, sino una parte imperceptible de él --para los sentidos ordinarios.

Prāṇa penetra el cuerpo con la respiración y circula a través de una red imperceptible de canales sutiles de energía, los nāḍīs.

La captación de prāṇa puede aumentarse mediante ejercicios de respiración, es decir, mediante prāṇayama, y puede conducirse a distintas partes del cuerpo mediante posturas yógicas y concentración mental.



Ramnath Giri en padmasana

Āsanas


Las distintas posturas, conocidas como āsanas, limpian los nāḍīs, estimulan el flujo de prāṇa y facilitan un padmāsana perfecto, o postura del loto, para que pueda mantenerse durante mucho tiempo sin molestia.

Padmāsana es la postura básica para todos los ejercicios mentales y de meditación, puesto que alinea los nāḍīs, los “centra” en el cuerpo, y los inmoviliza.

A excepción de los Aghoris, todos los sādhus son vegetarianos.

Pero hay algunos Babas, especialmente entre los Ramanandis, que se conocen como Phalaharis y comen solo fruta, arroz y algunos vegetales “silvestres”.

Y hay unos pocos, todos Ramanandis, que restringen su dieta incluso aún más y se alimentan solo con leche, los Dudhadharis.

La leche es más que un simple alimento físico; como uno de los cinco productos de la vaca sagrada es una sustancia espiritual.

Todos los sādhus ayunan en el ekādaśī, el undécimo día después de cada luna llena y cada luna nueva, en que los vegetarianos comen el alimento de los Phalaharis, los Phalaharis toman solamente leche, y los Dudhadharis beben solamente agua.


Narayana Das, el santo dirigente de un importante ashram, es un conocido “bebedor de leche”. Desde hace más de cuarenta años, su único alimento ha sido dos vasos de leche al día.

Además, algunos siguen una dieta selvática, comiendo solamente alimentos no cultivados, o siguiendo una mono-dieta.

Algunos sādhus mantienen que incluso sería posible vivir solamente a base de agua, ya que así se hacía antiguamente, o incluso más increíble todavía, vivir solamente de aire.

Este rumor llegó incluso hasta Europa en el siglo XIV, con el Livre des Merveilles, que afirmaba que había gente en la India que “vivía del aire” o del “aroma de las flores”.

Via: Yogadarshana

lunes, 11 de mayo de 2009

Brahmari, la respiración de la abeja


Este Pranayama menor es uno de mis favoritos. En las clases tanto niños como adultos disfrutan de su práctica , ya que ayuda a mejorar la sensación de embotamiento del mundo, de contaminación sonora y visual a la que sometemos al sistema nervioso.Su práctica diaria durante 5 minutos ayuda a activar el S.A.R.A, un sistema regulador de nuestro cerebro que filtra los estímulos sensoriales. Refresca nuestra mente, disipando el embotamiento, armoniza y relaja antes de dormir.

En bhramari prânâyâma se emite un sonido similar al zumbido de una abeja, tanto durante la inspiración como durante la espiración.

Este sonido puede asimilarse también al de un ronquido voluntario, sostenido y uniforme, o al de la letra “N” en la pronunciación de la palabra “mango”.




Durante la práctica de bhramari se efectúa shanmukhimudra.

TEXTOS CLÁSICOS

Inspirar rápidamente, produciendo el sonido del vuelo de un abejorro, y expirar a continuación con lentitud (después de efectuar kumbhaka), produciendo el sonido del vuelo de una abeja; con la práctica de este ejercicio, los grandes yoguis experimentan una felicidad indescriptible en sus corazones (Hathayogapradipika, 2.68).

El yogui debe practicar puraka y kumbhaka tapándose los oídos con las manos, pasada la medianoche y en un lugar donde no se oigan los animales ni ningún otro ruido. Entonces se escucharán varios sonidos en el interior del oído derecho. Al principio se oirá como el canto de un grillo, después, sucesivamente, como el sonido de la flauta, el ruido del trueno, el de un escarabajo, el de campanas, el del gong metálico, trompetas y timbales, miridanga, tambores de guerra y dundubhi. Practicando diariamente este kumbhaka, se conocen todos estos sonidos. Finalmente, se escucha el sonido anahata, que proviene del corazón. Este sonido origina una resonancia, y en esa resonancia hay una luz. La mente debe sumergirse en esa luz. Cuando la mente se concentra profundamente, se alcanza paramapada (la sede mas alta de Vishnu). Con el dominio de este bhramari—kumbhaka se obtiene el samâdhi (Gherandasamhita, 5.78-82).


SHANMUKHI MUDRA.


Se trata de una técnica para ayudar a cerrar (sellar) los canales de los sentidos (ojos, oídos, fosas nasales y boca) con los dedos de las manos ( prathyahara).

Se utilizan las puntas o las yemas de los dedos: los pulgares taponan los oídos, los índices y los dedos medios se apoyan suavemente sobre los párpados cerrados, los anulares cierran las fosas nasales presionando ligeramente justo donde finaliza el hueso de la nariz y, finalmente, los meñiques se apoyan en las comisuras de los labios cerrados.

Las uñas de los pulgares deben mantenerse muy cortas para taponar los oídos con sus puntas. En su defecto, presionar con las yemas el trago (pequeña protuberancia cerca de los oídos) sobre los agujeros de los oídos.

Cuando se utiliza este mudra de forma permanente, la respiración se efectúa aflojando la presión ejercida por los dedos anulares y regulando con su ayuda el flujo del aire a través de una u otra fosa nasal, si es preciso.

Los codos permanecen levantados a la altura de los hombros para que los brazos estén paralelos al suelo.

La concentración debe dirigirse a la visualización de luces, causada por la ligera presión sobre los párpados, y al sonido interior de vacío, causado por el taponamiento de los oídos con los pulgares. Este mudra permite experimentar una profunda interiorización.

TECNICA

— Espirar profundamente y adoptar shanmukhimudra.

— Efectuar una inspiración profunda por ambas fosas nasales produciendo un sonido agudo zumbante.

— Presionar con los anulares para taponar ambas fosas nasales, mientras se retiene la respiración con los pulmones llenos.

— Aflojar mulabandha, destapar ambas fosas nasales y espirar lenta y profundamente emitiendo un sonido grave similar al zumbido de una abeja. De forma opcional, se puede frenar ligeramente la salida del aire con ayuda de los dedos anulares.

— Presionar con los anulares para taponar ambas fosas nasales, mientras se suspende la respiración con los pulmones vacíos.

— Esto constituye un ciclo. Continua efectuando los ciclos correspondientes al programa de prácticas.

— El ritmo de la respiración debe ser 1:1:2:1


Beneficios


Disminuye la presión sanguínea. Elimina la ira, ansiedad y tranquiliza la mente. Elimina dolencias de la garganta, fortalece y mejora la voz.

Contraindicaciones

Bhramari no presenta contraindicaciones, pero no debe forzarse los pulmones ni practicarse tumbado sobre la espalda. Dentro de una secuencia, bhramari se realiza después de kapalabhati y nadi sodhan, e inmediatamente antes de la meditación.

Esta nota está dedicada Malala y Sebastián, mis alumnos de Yoga Blog. Adopten con amor su práctica y verán cómo la mente se refresca de todo cansancio y se relaja armónicamete.

Namasté!